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lunes, 20 de julio de 2009

el viento






Fernando Rosas, a la par que entiende los problemas pictóricos y resuelve formas y cromatismos con idoneidad, representa la carne con su fina piel, tensa o laxa, abundante o mezquina y la expone como un objeto curioso, que obviamos por conocido y que, con su punto de vista, redescubrimos. La exhibe siempre en interiores, en la intimidad, en el encierro propicio, donde el paisaje no distraiga porque aquí la única naturaleza es la materialidad del cuerpo, mortal, caduco, pasible de enfermedad y corrupción, pero inocente, irremplazable, detonador de pasiones incontrolables y fatalmente preñado de hermosura.


Andrés Cáceres (extracto)




Fernando Rosas, at the same time understands the problems and solve pictorial forms and colors for capably represents the flesh with its thin skin, tight or loose, generous or stingy, and exposes it as a curio, obviously by known and that with their point of view, we rediscovered. The exhibits provided indoors in privacy, seclusion environment, where the landscape is not the only distracted because nature here is the materiality of the body, mortal, perishable, liable to disease and corruption, but innocent, irreplaceable, uncontrollable passions exploding and fatally fraught with beauty.

Andres Caceres (extract)
En la obra que nos ocupa los elementos más referenciales, las partes de la anatomía más cargadas de significación son rechazadas sistemáticamente, esos lugares comunes de la figuración no le son propicios para desarrollar sus contenidos plásticos.

Más aun los limites de la pintura convencionalmente son proporcionados por el propio campo de representación, Rosas en cambio prefiere situarlos en el contorno de sus caprichosas figuras que son producto de la memoria y la imaginación. Dentro de ese coto, el de la anatomía, desarrolla su discurso pictórico, lo demás, eso que rodea su pintura, esta resuelto fría o criteriosamente.


(extractos) Gabriel Fernández
En la casa de los viejos, mayo de 2002



In the work before us the most referential, parts of the anatomy are more laden with significance systematically rejected these commonplaces of figuration are not conducive to developing their plastic content.

Moreover the limits of conventional paint are provided by the very field of representation, Rosas would rather put them in the outline of her whimsical figures that are the product of memory and imagination. Within that box, the anatomy, develops his pictorial discourse, moreover, that his art around, this cool or judiciously resolved.


(extracts) Gabriel Fernandez
In the old house, May 2002

martes, 14 de julio de 2009

CURRÍCULUM

Fernado Rosas nació en Mendoza, Argentina, en 1976. Hijo de Rosa Giner y Roberto Rosas.
Cursó sus estudios secundarios en la escuela provincial de Bellas Artes de la ciudad de Mendoza y egresó con el título de maestro de plástica. Allí tomó clases con los maestros: Ángel Gil, Carlos Ojam, Fausto Caner y José Scacco.
Ya en 1992 realizó su primera exposición individual en el Banco Regional de Cuyo. Desde entonces sus exposiciones son constantes e ininterrumpidas, tanto dentro de la provincia de Mendoza como en Buenos Aires, Chile, Rosario Santa Fe, en su mayoría individuales y grupales.
Sus obras conforman colecciones privadas de Argentina, Alemania, Estados Unidos, Tailandia e Irlanda.
Si bien es pintor no se priva de experimetar en otras áreas de la plástica, buscando nuevos lenguajes y posibilidades estéticas.

julieta

¿Qué se me ocurre teniendo un cuadro de Fernando Rosas a mi derecha en la pared? Los cuerpos son de plástico o de caucho suave. No, son de cuero blando, ninguno está enfermo y posiblemente no están vivos.
Se me ocurre en este punto un parangón con el cuerpo recortado y segmentado que intuye un niño de tres años frente a un espejo. La posibilidad de entender al mundo como disociado de sí mismo es imposible para el niño hasta que pueda producir la separación. En un principio el chico le pega a sus compañeritos y es él quien llora.
Las figuras de Fernando Rosas me recuerdan secciones de infancia, pedazos de madres contempladas en años remotos.
Las ventanas, por otro lado, se cierran sobre el lugar, son blancas, pero no son ventanas para ser miradas, no se mira a través de ellas porque el mundo es aquí dentro y afuera vaya a saber que toronjas y flores se podrían ver.
Los cuadros no tienden a sugerir ignotas representaciones ni esfumantes oscuridades. Son directamente la sugerencia.
Por supuesto, una figura mutilada no tiene una mente especultiva ni poética ni temporal. A estas figuras les interesa el equilibrio físico, para quedarse donde están, para no caer de costado y dejar de ser humanos. Se equivocan, no son humnos, son la visión de alguien.
Se me ocurren que las figuras podrían tener los pensamientos procaces, como todo impedido. Pero no llegan hasta ese estado, su preocupación es menor, es elemental. Intentan, como dije, permanecer representando el momento justo en que se detuvieron.
Son cuerpos anónimos. Como sostenía un chino X, los cuerpos cambian, se modifican con la luz, con los estados de ánimo de los que miran, con la lluvia. Son una instantánea de Macedonio Fernández, en una de las mutaciones infinitas de un cuerpo.
Los cuadros no tienen tiempo. El suyo es un tiempo eterno, sin cambios. El tiempo del universo que de tan inasible se detiene.
Por lo apagados, por los tonos bajos, se quedaron en un segundo de los segundos que se dieron entre los años 30 y 75; tiempos en que Fernando Rosas no había nacido.
Además veo huevos, madera, cuero (ya dije) animales? En todos hace como 30 grados, y no porque la gente esté en pelotas, los personajes no conocen la ropa. Tienen eso que los cubre.
Las figuras sangrarían agua si sangrasen líquido alguno.
No hay efectos, faltan los órganos de la percepción que se amontonan en la cabeza. Ahora hay algunas tetas que miran, algún ombligo que podría comer.
Ninguna termina de desplomarse sobre los colchones como una bola de masa, pero algunas más otras menos, están a punto de hacerlo.


Federico Ceconato


What occurs to me taking a picture of Fernando Rosas to my right on the wall? The bodies are plastic or soft rubber. No, leather is soft, no one is sick and probably not alive.
It occurs to me at this point a parallel with segmented body and senses cut a three-year low against a mirror. The ability to understand the world as dissociated itself is impossible for the child until you can produce the separation. At first the boy beats his peers and it is he who cries.
Fernando Rosas's figures remind me of childhood sections, pieces of mothers covered in years distant.
The windows, on the other hand, are closed on the place, are white, but they are windows for looks, not look through them because the world is in here and go outside to know that grapefruit and flowers may be.
The pictures do not tend to suggest unknown esfumantes representations or obscurities. They are directly the suggestion.
Of course, a mutilated figure does not have a poetic mind and especultiva or temporary. These figures are interested in physical balance, to stay where they are, not to fall sideways and stop being human. They are wrong, are not Sushumna are someone's vision.
I can think that the figures could have lewd thoughts, like everything stopped. But do not reach that state, its concern is less, is elementary. Try, as I said, remain representing the exact time they stopped.
They are anonymous bodies. As a Chinese holding X, bodies change, change with the light, with the moods of those who look, with the rain. They are a snapshot of Macedonio Fernández, one of the endless mutations of a body.
The pictures do not have time. His is an eternal time, unchanged. The time of the universe that are so elusive stops.
It turned off, low tones, they stayed in a second of the seconds that occurred between 30 and 75; time when Fernando Rosas was born.
I also make eggs, wood, leather (and I) animals? In all done as 30 degrees, not because people are naked, the characters do not know the clothes. They have that covering them.
Figures bleed bleed if any liquid water.
No effects, missing organs of perception which are stacked in the head. Now there are some breasts that look, I could eat a belly button.
No end to collapse on the mattress like a dumpling, but some more than others, are about to do.

Federico Ceconato